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El ‘titulus crucis’: el motivo de la condena de Jesús

La exposición “The Mystery Man” cuenta con una enorme colección de elementos sobre la Pasión de Jesucristo. Entre ellos una reconstrucción del llamado ‘titulus crucis’, es decir, la tablilla de madera que se colocó sobre la cruz de Jesús en la que constaba el motivo de su condena. 

El descubrimiento de numerosas reliquias de la Pasión de Jesús se debe, según la tradición, a Santa Elena, madre del emperador romano Constantino, que viajó a Jerusalén en los años 327 y 328  para recuperarlas. 

Entre los descubrimientos más importantes de Santa Elena se encuentra la localización actual del lugar del Calvario, en donde hoy se alza la Basílica del Santo Sepulcro. Ésta basílica fue construida por orden del emperador Constantino, hijo de Santa Elena. 

También se cree que encontró el ‘titulus crucis’, conocido popularmente como ‘INRI’, que era la prueba de la sentencia de Jesús.

Todos los sentenciados llevaban su condena escrita, al llegar al punto de ejecución se le entregaba al centurión para que comprobara el delito y el nombre del reo. 

Está escrito en hebreo, griego y latín y se puede leer la inscripción “I.NAZARINVS RE”. 

De hecho, en el relato de la Pasión de los evangelios se recoge que los sumos sacerdotes dijeron a Pilato: “No escribas: Rey de los judíos, sino: Éste ha dicho: Soy rey de los judíos”. A lo que Pilato contestó: «lo escrito, escrito está”.

Se piensa que el titulus crucis fue trasladado a la Basílica de Santa Cruz de Jerusalén en el siglo VI por orden del Papa San Gregorio Magno. 

El titulus crucis que se expone en “The Mystery Man” es una estudiada reconstrucción realizada con láser y que ha tomado como muestra el conservado en Roma, que cuenta con errores de ortografía en los diferentes idiomas. 

Los estudios caligráficos consideran que hay indicios de que podría pertenecer al siglo I, por el comportamiento de la caligrafía entre otros. 

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Los pólenes: una prueba irrefutable

La ciencia forense moderna considera la identificación de los granos de polen como uno de los procesos más exactos. La ‘exina’, membrana externa con forma y arquitectura determinada de cada planta, es identificable miles de años después de su existencia. 

En el año 1970 el criminólogo Max Frei, fue el primero en hallar polen en la Sábana Santa. Estableció un mapa en la propia tela en el que identificaba cada muestra en su lugar correspondiente.

Sus primeros estudios confirmaron que la Sábana estuvo expuesta al aire libre de Francia e Italia. Además localizó una serie de pólenes que le eran desconocidos, entre los que posteriormente reconoció ‘linun mocrunatun’ y ‘romería híbrida’, pólenes de plantas provenientes de Estambul, del sudeste de Turquía, de Palestina y de Jerusalén. Además de una gran cantidad de ‘gundelia tournefortii’.

Tras nueve años de estudio, Max Frei identificó 59 especies diferentes de pólenes, determinando que 28 de las plantas que los producen tan solo existen en Oriente Medio.

En el año 2011 la investigadora italiana Marzia Boi, del laboratorio de Botánica del departamento de Biología de la Universidad de las Islas Baleares (España) continuó el estudio de las muestras de polen extraídas por Max Frei. 

Boi detecta que los estudios de Frei sí fueron correctos en la extracción de muestras pero erróneos en su identificación como especie. De esta manera, el polen que Frei identificó como  ‘gundelia tournefortii’ era en realidad ‘helycrysum’. Se trata de un tipo de polen denominado entomofilo, es decir, que no viaja por el aire porque es demasiado pesado, por lo que la única forma de que quedara en la Sábana es por contacto directo a través de sus flores.

En los enterramientos del siglo I se ungía el cadáver, se purificaba para que el cuerpo pasara limpio a la otra vida. De esta manera, quemaban resinas e inciensos para “purificar”, desinfectar el ambiente y los aceites eran aplicados en el cuerpo para impedir que se acercasen insectos. También se aplicaba en la boca, nariz, ano y demás orificios del cuerpo con el fin de que no expulsara sustancias y que corrompieran el sudario o mortaja.

Marzia Boi descubrió que de las flores de helycrysum se obtienen el aceite de Helichrysum, mezclado con láudano, terebinto, gálbano aromático o lentisco, que tenía más valor el propio oro y eran utilizados como ungüento para los enterramientos de hombres ricos o reyes en el siglo I.

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El descubrimiento de la Sábana Santa

La importancia de las reliquias aumentó considerablemente en la Edad Media, especialmente durante el tiempo de las Cruzadas a Tierra Santa. 

El descubrimiento de los restos del apóstol Santiago en el siglo IX, la importancia de

estas fue en aumento y el valor de su posesión incrementaba la potestad de las iglesias y

de los reinos que las acogían convirtiéndose en centros de peregrinación y de veneración

de miles de fieles.

En el año 1353 un caballero llamado Geoffroy de Charny del pequeño pueblo francés de Lirey, dice tener el Sudario que cubrió el cuerpo de Jesucristo. Jamás dirá su procedencia pues afirma no poder revelarla.

La tela presenta una imagen borrosa e impronta del cuerpo de un hombre terriblemente

torturado. El caballero muere asesinado tres años más tarde en la batalla de Poitiers pero previamente había donado la tela a unos monjes del pueblo de Lirey. 

Desde entonces, la pequeña iglesia de este pueblo francés comienza a recibir miles de peregrinos.

En la Guerra de los 100 años los monjes devuelven la santa tela al castillo para su protección, pero al término de la contienda, su nieta, Margarita de Charny, se niega a devolverla y la utiliza como salvoconducto para huir a Italia a cambio de protección,

entregándola a los duques de Saboya, futuros reyes de Italia, quienes la guardan en la iglesia de su castillo de Chamberye y la convierten en su reliquia más venerada.

En la noche del 3 al 4 de diciembre del año 1523 la iglesia arde y el relicario de plata que

guardaba la sábana doblada se derrite, cayendo una gota que la atraviesa completamente,

quemándola y marcándola para siempre pero sin destruir la imagen.

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Así fue la corona de espinas de Jesús

Estamos acostumbrados a ver representaciones de coronas de espinas “sencillas”, es decir que rodean sólo la frente y la parte posterior de la cabeza. Sin embargo, en realidad según los estudios se cree que la corona de Jesús era algo más parecido a un “casco” que envolvía desde la frente, la parte superior de la cabeza y la posterior. 

En la exposición The Mystery Man mostramos una réplica de cómo pudo ser esta corona. 

Parece ser que se utilizaron espinas del “ziziphus jujuba”, el cardo más abundante de esa zona del Mediterráneo. Ese cardo es conocido como “espina de Cristo” o “espina de Jerusalén”. Sus ramas son extremadamente fuertes y se cree que con ella fue con la que se utilizó para trenzar la corona de espinas que se le colocó a Cristo. 

Según relata la Biblia, los romanos trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza; para burlase de él con gritos de ¡Salve rey de los judíos!

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Sábana Santa y Carbono 14: ¿Qué dijeron los expertos?

La exposición The Mystery Man realiza un exhaustivo repaso por las investigaciones de las que ha sido objeto la Sábana Santa. Una de las más relevantes fue la del Carbono 14, realizada a finales de los años 90. 

En el año 1998 se extrajeron 8 centímetros de una esquina de la Sábana Santa para su análisis por tres laboratorios independientes. Cada uno de esos laboratorios concluyó una datación distinta para el trozo de tela que se le asignó. Lo sorprendente es que conforme la muestra era más cercana al centro de la Sábana Santa más antigua era la datación. La Revista Nature concluyó que el nivel de significación o fiabilidad de las muestras de referencia en la Sábana Santa era demasiado bajo, de un 5 sobre 100, por lo que no era representativa para su estudio. 

En 8 centímetros que medía la muestra total extraída de la Sábana Santa, la tela envejecía 130 años de edad, lo que confirma su poca representatividad y que la muestra podría haber sufrido una contaminación. 

El científico Ray Rogers certificó que hay remiendos de algodón en la Sábana Santa, también en la zona del corte elegido para la muestra. 

En 1996 el doctor Garza Valdés encontró contaminación bacteriana y microbiana. Una bacteria y hongos que distorsionaban la datación, como lo ocurrido en momias encontradas donde la tela exterior por exposición a contaminación medioambiental proporcionaba hasta 1.000 años de diferencia al cuerpo al que envolvía.

De hecho, el propio Doctor Harry E. Gove, co-inventor de la moderna técnica de datación del Carbono 14, ante estos hechos declaró textualmente: “Tras lo demostrado por Valdés no hay modo alguno en el que los científicos que realizaron las pruebas de datación mediante el Carbono pudieran establecer con total exactitud la fecha de origen del material de la Sábana porque no pudieron retirar las baterías de la película bio-plástica”.

Aunque la prueba no sería válida estos datos jamás trascendieron a la opinión pública que dio por zanjado el caso de la Sábana Santa con la datación del Carbono 14. Sin embargo, la duda dejó dividida a la comunidad científica. ¿Pudo fallar el carbono 14? ¿Pudo la Sábana existir antes y permanecer oculta por ser un objeto funerario?

Son muchos los historiadores que piensan que de existir una mortaja o sudario de Jesús con su imagen grabada, de haber sido encontrada por los apóstoles al llegar al sepulcro y verlo profanado, la habrían guardado y escondido.
En los años 70, el investigador Ian Wilson propuso una hipótesis para explicar por qué la Sábana pudo estar oculta durante los primeros siglos. ¿Por qué surgió la tradición de poner la imagen de Jesús en una tela? La Biblia jamás describe el aspecto físico de Jesús de dónde viene su imagen, y si la Sábana Santa tuvo otro nombre: el mandylion.

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La prueba del Carbono 14 y Sábana Santa: ¿Fraude o contaminación?

El interés por confirmar la veracidad o falsificación de la Sábana Santa ha sido histórico. Con el avance de las nuevas tecnologías científicos de todas las áreas han estudiado la creación de esta reliquia. En la exposición The Mystery Man se repasa meticulosamente el proceso al que se sometió a la Sábana Santa para su datación y cómo los análisis no resultaron concluyentes en ningún caso. 

En el año 1988, la comunidad científica propuso datar la Sábana Santa mediante la técnica del Carbono 14. Para ello se tomó un trozo de unos 8 centímetros de una esquina de la Sábana. Éste se dividió en tres partes para que tres laboratorios distintos la sometieran a prueba de manera independiente. 

¿Qué es la prueba del Carbono 14?

La técnica del Carbono 14 permite la datación de un elemento orgánico. Todas las plantas asimilan una porción de carbono 14 radiactivo, los animales y los seres humanos se alimentan de plantas que contienen Carbono 14. 

Tras la muerte, el carbono adquirido en vida se desintegra y su velocidad de desintegración es de 5730 años. Calculando cuánto Carbono 14 queda en el tejido analizado se puede establecer cuándo murió. Es decir, de cuándo data. 

En el caso de la Sábana Santa, al estar compuesta de lino, sabiendo el momento en el que el lino fue cortado de la planta sabríamos en qué momento aproximado de la Historia fue tejido.

Después de una larga deliberación, se decidió tomar una muestra de una esquina. A pesar de no ser el mejor lugar para la extracción de una muestra por su alto grado de contaminación, era el lugar donde menos se dañaría la tela sin desfigurar su aspecto original.

Tras realizarse las pruebas, los laboratorios atribuyeron al lino de la Síndone una cantidad de Carbono 14 correspondiente a un lienzo de entre 1260 y 1390 d.C. Por eso, según estas pruebas, la Sábana de Turín era una falsificación, un fraude. Y la noticia rápidamente se extendió por el mundo.

Sin embargo, un año más tarde, en 1989, la prestigiosa revista científica Nature publicó los datos oficiales completos. Diversos científicos advierten de que el nivel de significación, es decir, el porcentaje de fiabilidad de la prueba, de la Síndone es extremadamente bajo, de un 95, solo 5 frente a las muestras de referencia. 

Conclusiones de la Revista Nature

El informe de Nature indica que el nivel de significación o fiabilidad de otras muestras de referencia es bastante alto y rondan entre el 90 y el 30. Sin embargo el nivel de la Sábana Santa es de tan sólo 5, por lo que no es representativo para su estudio. 

El primero de los trozos de la muestra lo investigó un laboratorio de Arizona (Estados Unidos) y dató la tela en 646 años de antigüedad. La parte sucesiva se analizó en Zurich (Suiza) y se concluyó que tenía 676 años, mientras que el tercer y última parte se dató en un estudio de Oxford (Reino Unido) en el año 750. 

En apenas 8 centímetros, la tela envejece 130 años de edad. Lo que confirma que algo no fue bien en la datación. De seguir esta tónica, si la muestra fuera de 50 cm, ¿a qué año habría llegado la datación?

La edad va envejeciendo según avanza la tela. Un grado de significación tan bajo, el mínimo aceptable, denotaba que las muestras eran inestables y oscilantes y diversos científicos plantearon que el alto grado de contaminación al que había sido expuesta la tela podría alterar la datación.

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¿Qué es la Sábana Santa?

Se llama Sábana Santa o Síndone a una tela de lino manchado, de 4,30 cm x 1,10 cm de

extensión. Según la tradición cristiana cubrió el cuerpo de Jesús de Nazaret en su sepulcro. 

En la exposición The Mystery Man se realiza un recorrido histórico, científico y artístico del hombre de la Sábana Santa. 

La Sábana Santa es uno de los objetos arqueológicos más estudiados por el hombre en toda su historia porque tiene impronta una extraña imagen del cuerpo de un hombre con

visibles signos de una tortura.

La Ciencia forense sí ha demostrado es que esta tela en algún momento de su historia cubrió a un hombre que sufrió una tortura. 

Ésa tortura del hombre de la Sábana Santa se corresponde a la que sufrió Jesús de Nazaret según el relato de los Evangelios: la coronación, la flagelación, la lanzada y la crucifixión.

Pero al igual que no se ha podido verificar su autenticidad, tampoco se ha podido explicar

cómo se formó y fijó en la tela la imagen de ese hombre. 

Una imagen que es anatómicamente correcta, sin fallo alguno y que contiene datos que no habían sido conocidos por el hombre hasta el siglo XX .

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Las 9 características únicas que hacen infalsificable la Sábana Santa

En la exposición The Mystery Man se desarrolla un detallado repaso a las investigaciones realizadas a la Sábana Santa porque desde su descubrimiento, y especialmente en las últimas décadas, ha sido analiza por numerosos científicos que siempre han dictaminado su extraña formación. 

También son muchos los que han intentado reproducirla o dar una explicación a la misma, pero la Sábana Santa no ha podido ser reproducida ni en su escala, ni mayor o menor.

Cada cierto tiempo alguien cree o dice haber conseguido descubrir cómo se hizo la Sábana

Santa, pero la realidad es que nadie en la historia ha sido capaz de generar las 9 características que reúne de manera única la Sábana Santa y que la hacen absolutamente infalsificable. 

Estas características son: 

1. Superficialidad

Cada fibra de lino del que se compone la Sábana Santa es más fina que un cabello humano. La imagen es tan sutilmente superficial que apenas penetra 5 centésimas de un milímetro en cada hilo.

2. Ausencia de pigmentación

La imagen no tiene pigmento, ni pintura, ni tinte. Nada químico, nada conocido. No existe ningún tipo de trazo, no es una pintura. La luz no muestra opacidad como la que dejaría un cuadro. Cuando se aplica una luz detrás de la tela, la imagen desaparece dejando pasar la luz.

3. No direccionalidad

En el desconocido proceso que pudo formar la imagen no hubo direccionalidad como la que produciría una mano al pintar; la imagen incide en la tela de forma directa, proporcional y sin dirección, ni quiera hubo contacto.

4. Estabilidad térmica

A la imagen, o a lo que la forma, no le afecta el calor; ofrece una alta resistencia térmica. Las zonas de imagen que se vieron afectadas en el incendio, cercanas a las quemaduras, no resultaron modificadas, ni afectadas; ni siquiera alteradas, ni por el fuego, ni por el calor, soportando más de 950ºC (1760° Fahrenheit).

5. Estabilidad hidrológica

La Síndone tiene signos de marcas producidas por agua, posiblemente vertida en el incendio. Pero la imagen igualmente no se ve afectada en ninguno de sus puntos.

6. Estabilidad química

La degradación del lino y su color pardo amarillo que forma la imagen no consiguió disolverse, ni colorarse, ni si quiera alterarse mediante la aplicación de todo tipo de reactivos químicos; mostrando absoluta resistencia química. El color es fruto de una inexplicable degradación de la celulosa, no de algo añadido.

7. Pormenorización

La impronta de la Síndone se presenta extremadamente detallada. No solo son perfectamente identificables las contusiones producidas por los azotes sino que observando dentro de ellas se pueden apreciar también diminutos arañazos dejados por los golpes de un posible flagrum romano; detalles solo apreciables con un microscopio.

8. Negatividad

La imagen es un negativo óptico que al invertirse su claro oscuro revela el positivo visual,

solo así la impronta adquiere un aspecto real y detallado. Secondo Pia lo descubrió con su

cámara de madera en 1898. hoy con un sencillo programa de photoshop, pulsando solo

el botón “invertir imagen”, sin ningún tipo de tratamiento, nos aparecería la imagen que

estamos viendo. Pero, sin lugar a dudas, lo más sorprendente fue descubrir que la imagen

de la Sábana contiene información tridimensional.

9. Tridimensionalidad

En la impronta de la Síndone, de algún modo inexplicable, la densidad de cada punto está

relacionada con el relieve del cuerpo, mostrando su información de volumen tridimensional.

Lo que produjo la imagen tuvo que tener distintos puntos de distancia para su emisión. Pero

esto solo se pudo descubrir con una sonda espacial equipada con sistema de cartografía

lunar, inventado por la NASA en 1978, y su analizador vp8. Es la única que posee esta

característica en el mundo

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Las 600 heridas de flagelo del hombre de la Sábana Santa

La exposición The Mystery Man expone en 600 metros cuadrados la historia de la reliquia más estudiada en la historia de la Cristiandad: la Sábana Santa. 

Se encuentra desde el pasado 13 de octubre y hasta el 15 de marzo en la catedral de Salamanca (España) y cuenta con una pieza única en el mundo: el cuerpo hiperrealista y volumétrico del hombre de la Sábana Santa. 

Pero el visitante de The Mystery Man se encuentra con un recorrido histórico tremendamente interesante a través de los elementos expuestos. Entre ellos dos recreaciones de dos tipos de ‘flagrum’ o flagelos romanos que permiten conocer cómo pudo ser la pasión de Jesús. 

Los flagrum expuestos son muy similares a los que se utilizaban en las condenas por flagelación en Roma. Ésta solía ser realizada en público y podía causar la muerte ya que no había límite de duración ni de violencia y generalmente la realizaban dos individuos que se colocaban a la derecha y a la izquierda. 

Los flagrum romanos que se muestran en The Mystery Man cuentan con tres ramales con bolas metálicas llamadas ‘taxilium’ que era lo que golpeaba contra el reo y provocaba el desgarramiento de la piel.  

En la Sábana Santa se aprecian marcas compatibles con una posible flagelación realizada por dos individuos, colocados a 70 centímetros de distancia del reo. Las áreas más afectadas son la espalda, el tórax, los brazos, el vientre, los muslos, piernas, glúteos e incluso los genitales. 

El recorrido de la sangre de las heridas causadas por la flagelación indica que el hombre de la Sábana Santa recibió la flagelación desnudo, encorvado ligeramente. Que cayó durante la condena y recibió también golpes sentado en vertical. 

Se cuentan más de 600 heridas producidas por más de 150 golpes, pero no se puede establecer el número exacto. 

Se establece también que los golpes de los ‘taxilium’ podrían haber provocado lesiones internas, rotura de tejidos e incluso pericarditis.

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¿Sabes cómo fue la cruz en la que murió Jesús?

The Mystery Man es una exposición sobre la Sábana Santa que se encuentra desde el pasado 13 de octubre y hasta el 15 de marzo en la catedral de Salamanca (España). La pieza central de la exposición es el cuerpo hiperrealista y volumétrico del hombre de la Sábana Santa. 

En las seis salas en las que se divide la exposición se pueden encontrar numerosos objetos históricos, numismáticos y arqueológicos que acercan la pasión de Jesús a los visitantes. Entre ellos se muestra una recreación de la cruz en la que murió Jesus, realizada a sierra y cepillo, es decir, con los mismos elementos que se usaban en la época. 

La muerte por crucifixión estaba destinada a asesinos y malhechores, era una de las condenas más crueles. La cruz podía ser simple es decir, el reo se clavaba sobre un solo palo, en forma de aspa o X, boca abajo o sobre una pared como la Tau griega. 

La cruz estaba compuesta por dos partes. El madero vertical, llamado ‘stipes’, se encontraba fijo en el lugar de la ejecución, mientras que el ‘patibulim’, es decir, el travesaño horizontal era cargado por el reo sobre sus hombros. 

Posteriormente se ataba o clavaba las muñecas al ‘patibulum’ y el reo era izado con el cuerpo colgando sobre el ‘stipes’. 

El ‘sedile’ o ‘cornu’ era la pieza de madera que se situaba a los pies del crucificado. Una vez colocado el ‘patibulum’ éste se ajustaba de tal manera que se permitiera el movimiento al reo, algo que tan sólo prolongaba su muerte. 

De hecho los crucificados podían estar hasta más de dos días vivos en la cruz. El dolor tan sólo para respirar era indescriptible. Si no se movían, se asfixiaban, pero si se movían para evitar la asfixia debían hacer esfuerzos levantando el cuerpo, lo que provocaba desgarros de la carne de los clavos por el movimiento. 

Para ahorrarles ese sufrimiento, se tenía por costumbre el “crurifragium”, es decir, partir los huesos de las piernas como golpe de gracia y que acelerara la muerte. El cadáver quedaba clavado pudriéndose a la intemperie. 

Sin embargo, según el relato de los Evangelios Jesús murió antes de que se le quebraran la piernas. 

Un soldado romano, que la tradición llama Longinos, clavó una lanza en el costado de Jesús, de la que salió sangre y agua.