La exposición The Mystery Man cuenta con una recreación del Santo Sepulcro que sigue de manera precisa las medidas facilitadas por el experto Florentino Díaz. En su interior puede verse un un holograma que representa a José de Arimatea realizando el posible enterramiento de Jesús y sepultura.
La tradición judía indicaba el modo en el que se debía enterrar a los difuntos, ya fueran ricos o pobres, porque todos eran iguales frente a Dios. Ésto era con una sábana blanca hecha a mano de muselina, algodón o lino, que simbolizaba la pureza. Ésta sábana no debía llevar bolsillos, ya que no se podía enterrar ninguna posesión con el difunto.
Generalmente, los sepulcros en los que se realizaban los entierros en el siglo I estaban excavados sobre rocas y tenían dos estancias o cavidades. La primera se destinaba a la limpieza, aromatización y unción del cuerpo con especies aromáticas.
Posteriormente el cuerpo se pasaba a la segunda estancia en la que permanecía hasta ser purificado. Una piedra grande y generalmente redonda para su fácil manipulación tapaba la entrada impidiendo el paso de animales.
Del sepulcro de Jesús no queda nada. Jerusalén fue destruida por el emperador romano
Tito en el año 70 d.C y no quedó piedra sobre piedra, como predijo Jesús.
La tradición atribuye a Santa Elena, madre del emperador Constantino, la localización del lugar del calvario, así como del santo sepulcro. Actualmente se encuentran dentro de la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, que fue construída precisamente por orden del emperador Constantino.
La Biblia dice que José de Arimatea, un rico mercader seguidor de Jesús, pidió a Pilatos poder llevarse el cuerpo para enterrarlo en el sepulcro que tenía reservado para su familia.
Según se precisa, se trataba de un sepulcro nuevo que aún no había sido utilizado. Allí
enterraron a Jesús según es costumbre entre los judíos.
Se debe también al emperador Constantino la reunión de todos los escritos cristianos. En el año 325 d.C.,habiendo recogido todos los textos cristianos presentes creó el Codex Sinaiticus, es decir, la primera Biblia escrita en griego antiguo.
Desde entonces, ésta fue traducida y difundida por el mundo. Sin embargo esa traducción ha hecho que diversas palabras o episodios hayan sido modificados por los traductores, según la adaptación al idioma. Por eso hay traducciones de la Biblia que cuando hablan del descubrimiento del sepulcro vacío por María Magdalena, sólo hablan de unas vendas, nunca de una sábana, incluso hay otras que ni mencionan el hecho.
Sin embargo, esta primera Biblia, Códex Sinaiticus, en el Evangelio de Juan capitulo 20
Versículo 3 al 7 dice:
[3] Salió Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro.
[5] Inclinándose vio los lienzos en el suelo, pero no entró.
[6] Después llegó Simón Pedro, detrás de él y entró en el sepulcro. Observó los
lienzos (ta othonia keimena) yacentes en el suelo
[7] y el Sudario que le había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte.