La Sábana Santa es una tela de lino en donde se encuentra impronta la imagen de un hombre que sufrió torturas similares a las que sufrió Jesús, según se relata en los Evangelios.
El mero hecho de que haya llegado en buenas condiciones hasta la actualidad hace que sea algo extraordinario, y más aún si se tiene en cuenta que la Sábana Santa ha sobrevivido a dos incendios.
El primero de ellos tuvo lugar en el año 1200, el segundo en el siglo XVI, concretamente la noche del 3 al 4 de diciembre de 1523 en Chambery (Francia), cuando la iglesia en la que se custodiaba la Sábana Santa ardió. El relicario de plata en el que se guardaba doblada se derritió y una de las gotas de plata cayó en la Sábana, la atravesó completamente, la quemó, marcándola para siempre. Pero no destruyó la imagen.
De hecho, al sufrir esos incendios la Sábana Santa se descubrieron dos de las nueve características que hacen que sea absolutamente infalsificable. Se trata de la estabilidad térmica y la estabilidad hidrológica.
Que la Sábana Santa posea estabilidad térmica quiere decir que a la imagen o lo que la forma, no le afecta el calor. Es decir, ofrece una alta resistencia térmica. Las zonas de imagen que se vieron afectadas en el incendio, cercanas a las quemaduras, no resultaron modificadas, ni afectadas; ni siquiera alteradas, ni por el fuego, ni por el calor, soportando más de 950ºC (1760° Fahrenheit).
La estabilidad hidrológica significa que la Síndone tiene signos de marcas producidas por agua, posiblemente vertida en el incendio, pero la imagen igualmente no se ve afectada en ninguno de sus puntos.
El tercer incendio al que sobrevivió la Sábana Santa tuvo lugar en Turín durante la noche del 11 al 12 de abril de 1997.
El fuego comenzó en la capilla de la Síndone que se encontraba en renovación porque tendrían lugar próximas exhibiciones públicas. Aunque el fuego se extendió rápidamente por fortuna en febrero de 1993 a Sábana Santa había sido trasladada a un lugar más seguro mientras se realizaban las obras, en su relicario de plata con una funda de vidrio a prueba de balas.
Las autoridades aseguraron que si la Sábana Santa hubiera estado en su lugar de costumbre, no habría sobrevivido al fuego.
En el rescate de esta reliquia el bombero Mario Trematore jugó un papel fundamental ya que con un gran martillo de construcción rompió el vidrio de 39 milímetros que protegía el relicario de la Sábana Santa para sacarlo fuera de la iglesia en llamas.
Tras el rescate de la Sábana Santa, Trematore fue preguntado por los medio de dónde había sacado la fuerza para romper el vidrio a prueba de balas.
Treamtore contestó que ese vidrio “podrá detener balas, pero no es capaz de detener la fuerza de los valores asociados al símbolo que contiene. Con sólo un martillo y nuestras manos, que aún están ensangrentadas, rompimos el vidrio. Esto es extraordinario».
Este grave incendio tuvo lugar cuando la iglesia de Turín se preparaba para la ostensión de la Síndone prevista para abril de 1998, que anticipaba en las celebraciones del Gran Jubileo del Tercer Milenio.
El Cardenal Giovanni Saldarini, custodio de la Sábana Santa durante el incendio de 1997, afirmó poco después del suceso: “¿Por qué sucedió? En el evangelio de hoy, Jesús nos dice ‘no tengáis miedo’, algo que puede decir, algo que podemos oírla decir, cuando sucede algo terrible. La catedral y la Síndone, de la cual soy Custodio, han sido tocadas por el desastre y se han salvado. Fue digno de la medida de Dios decir ‘no tengáis miedo’. Ahora sabemos con seguridad que camina sobre el agua, sube a nuestro barco y nos lleva a tierra. Doy las gracias por esta señal con fe».