El análisis forense de la Sábana Santa revela numerosas heridas que sufrió el hombre al que cubrió. Una de las más destacadas es la que se encuentra la del costado derecho, que fue realizada post mortem y está situada entre la quinta y la sexta costilla.
Se sabe que fue producida por un objeto punzante, con un diámetro que habría ocasionado un orificio de entrada de 4,5 cm por 1 cm de grosor compatible con algún tipo de cuchillo o lanza.
Al clavar el arma punzante llegó hasta el pulmón atravesado el cuerpo y debió liberar sangre mezclada con líquido seroso aguado debido al edema pulmonar provocado por la flagelación y la muerte por asfixia que habría encharcado los pulmones. Al liberarse el líquido seroso salió mezclado con sangre cayendo por el costado. Tras ser colocado acostado, la sangre y líquido seroso circularon por la espalda. Los bordes de la herida permanecen abiertos, no existe retractilidad en la piel, no hay vida.
El mismo tipo de mancha, se aprecia en la parte central del sudario de Oviedo.
Es sorprendente las enormes similitudes del hombre de la Sábana Santa con el relato de la Pasión que se narra en los Evangelios, que precisa que los soldados quebraron las piernas a los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús, “pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante brotó sangre y agua” y también que “esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: No le quebrantarán ni un hueso. Y también otro pasaje de la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron”.
Según la costumbre romana a los crucificados se les practicaba el llamado “crurifragium”: un violento golpe de maza con el que se les quebraban las piernas para acelerarles la muerte. A Jesús no fue necesario que se le realizara porque ya había fallecido, por eso según el mandato del procurador romano Poncio Pilatos tan sólo se le dio un golpe de lanza, también llamado “exactus mortis”.
El relato del Evangelio no precisa en qué costado se hizo la herida de lanza, pero se sabe que los romanos eran entrenados para utilizar la lanza con el brazo izquierdo y así herir a sus adversarios por el costado derecho, donde tenían un acceso sencillo al corazón.
En la exposición The Mystery Man se pueden observar varias puntas de lanza, también llamadas ‘pilun’, una de ellas compatible con las dimensiones de la herida del costado que se le realizó a Jesús.
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La llaga del costado del hombre de la Sábana Santa
Después de esto,
José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque ocultamente por temor a los judíos, rogó a Pilato que le dejara retirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió.
Vino, pues, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino también trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre dar sepultura entre los judíos.
En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no había sido sepultado nadie.
Como era la Parasceve de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.